Hoy quiero hablar cómo controlar el impulso por la comida , y me gustaría empezar compartiendo un experimento muy interesante.
En la década de los 60 del siglo pasado, Walter Mischel, psicólogo austriaco de la Universidad de Standford, planteó un sencillo experimento que consistió básicamente en “encerrar” a niños entre 4 y 6 años en una sala y dejarles solos sentados frente a una mesa en la que se coloca una deliciosa golosina. Se les dice que se van a quedar solos 15 minutos y que si a la vuelta no se han comido la golosina, podrán obtener otra igual.
Los niños comienzan una batalla entre el deseo inmediato de comérsela y su capacidad de autocontrol para no hacerlo, provocando escenas graciosas en las que cada niño usa distintas estrategias para evitarlo.
Mischel hizo un seguimiento de esos niños objeto del experimento para comprobar qué había sido de su vida, y aquí viene lo más interesante: comprobó treinta años después que un porcentaje grande de los que habían resistido a la tentación y no se habían comido la golosina habían tenido mejores calificaciones escolares, tenían trabajos mejor remunerados y estaban más satisfechos con el mismo, soportaban mejor el estrés y tenían incluso menor índice de masa corporal que los que habían sucumbido y se comieron la golosina.
J. Casey, psicóloga y neurocientífica de una universidad americana, publicó en 2011 un estudio similar al de Mischel, y sacó las mismas conclusiones al hacer un seguimiento de aquellos niños que ya se habían hecho adultos y tenían más de 40 años.
En general, aquellos niños que habían logrado contener sus impulsos de comerse la golosina durante su vida habían sido más capaces de perseverar en conseguir sus objetivos profesionales, eran menos proclives a caer en la depresión, tenían vidas más estables y disfrutaban de relaciones más duraderas.
Sistema caliente y sistema frío
Parece ser que los seres humanos tenemos 2 tipos de cerebros: el llamado «sistema caliente» y el «sistema frío». El sistema caliente es el visceral-emocional, y el sistema frío el lógico-cognitivo. Así pues, las personas que son más capaces de gestionar bien ambos cerebros capitanean mejor sus vidas. Por un lado, el sistema caliente es nuestro cerebro primitivo (el sistema límbico), y el sistema frío es nuestro cerebro moderno (el neocortex o corteza prefrontal). Ambos sistemas son necesarios, y cumplen importantes funciones.
El cerebro primitivo es impulsivo, busca la gratificación inmediata puesto que su función es la supervivencia. Así mismo, este sistema “caliente” es el encargado de regular el hambre, activar el miedo y la huida para mantener la seguridad, etc.
Y por otro lado, el cerebro moderno es el sistema cortical, prefrontal, el que nos diferencia de los animales: nos permite pensar, razonar, y planificar objetivos a largo plazo. Este sistema “frío”, nos ayuda a combatir el impulso inmediato de la gratificación a corto plazo por una recompensa mayor en el largo plazo.
Para que nos quede claro: el cerebro “frío” es el que nos dice que deberíamos comer menos, es decir, el que nos ayuda a saber cómo controlar el impulso por la comida.
Cómo aumentar el autocontrol y controlar el impulso por la comida
La clave para controlar el impulso por la comida no es aumentar nuestro autocontrol negando constantemente nuestros impulsos, puesto que si nos privamos de todas las emociones placenteras podemos acabar por explotar. El exceso de virtud se convierte en defecto, al igual que el exceso de medicina se convierte en veneno.
No. No se trata de vivir con amargura, sino de aprender a gestionar bien nuestros objetivos a corto y largo plazo, y dependiendo del momento y la situación, conscientemente elegir dejarnos llevar por nuestros impulsos y disfrutar del momento o por el contrario, disciplinarnos ahora para conseguir una satisfacción mayor en el futuro.
APRENDER A PRESTAR ATENCIÓN
Mischel continuó su experimento intentando cambiar el destino de un nuevo grupo de niños a los que hizo el test de la gominola. Lo que hizo fue darles una serie de estrategias y técnicas para mejorar el control de sus tentaciones a través del control de la atención ¿Y cuál fue el resultado? ¡Mejoró hasta 3 veces más el autocontrol de los niños!
Tal y como bien nos advierten Walter Mischel, en su libro «El test de la golosina», y Piers Steeel, en su libro «Procrastinación», el trabajo personal para aumentar el autocontrol tiene 2 direcciones: ir de dentro afuera y de fuera adentro.
Pero empecemos por la primera, porque tal como reza el viejo aforismo: «Tu mundo interno crea tu mundo externo»
1 – DEJAR DE MIRAR LA «TENTACIÓN»
«Ojos que no ven, corazón que no siente». El refranero tradicional nos da la clave: la mejor manera de superar la tentación es apartarla de la vista. ¿Quieres tener éxito con tu dieta? Aparta el chocolate de tu vista. ¿Quieres dejar el alcohol? No te acerques a los bares donde solías beber. ¿Quieres ser fiel a tu pareja? Con una sonrisa di «gracias pero no» a una cita ‘aparentemente’ amistosa.
2 – REDIRIGIR EL FOCO LA ATENCIÓN
Una vez que dejamos de «mirar» la tentación, ahora tenemos que fijarnos en otra cosa que nos ayude a pensar en otra cosa. ¿Por qué? Porque la naturaleza aborrece el vacío.
Hagamos un experimento: No pienses en un burro verde durante un minuto. Intenta no pensar en nada durante un minuto entero. Nada de burros verdes…. ¿Qué ha pasado? Seguro que has pensado en el burro verde.
¿Y esto por qué sucede? Porque el cerebro constantemente tiene que pensar en algo.
Además, la palabra NO, no existe en el cerebro. La única manera de dejar de pensar en algo es cambiando el foco de atención. Esto lo explica muy bien el famoso psicólogo social Daniel Wegner, autor del estudio sobre «La supresión de pensamientos».
Conclusión: si no quieres caer en la tentación de comerte ese trozo de chocolate o fumarte ese cigarrillo, lo mejor es que dirijas tu atención en otra cosa más sana (salir a hacer deporte, prepararte una comida saludable o quedar con un amigo para tener una conversación interesante…)
3- DISTANCIARSE MENTALMENTE
Esta técnica se basa en el principio de disociación, un principio que se estudia en Hipnosis y en PNL. Consiste en cerrar los ojos y visualizar esa tentación, pero desde lejos. Ver cómo se aleja y te deja de afectar. Esta es una técnica muy eficaz que enseño a mis consultantes para superar las adicciones (fumar, comer…) y los miedos y las fobias, y da unos resultados excelentes.
4- ASOCIAR SENTIMIENTOS NEGATIVOS A LAS TENTACIONES
Esta técnica consiste en asociar mentalmente cosas negativas a esa tentación. Por ejemplo, si eres adicto a los videojuegos, puedes asociar el sentimiento de soledad a esa tentación, de manera que pierda atractivo ese vicio: «Se me pasa la vida mientras juego a videojuegos», «Mientras juego a videojuegos no conozco gente nueva», «Pasarme el día solo en casa jugando me hace perder vida», «En la lápida de mi tumba no me gustaría que pusieran que pasé 10.000 horas de mi vida jugando a videojuegos»
5 – PRE COMPROMETERSE Y ENFOCARSE EN LA RECOMPENSA
Esta técnica consiste en visualizar la recompensa de nuestro «sacrificio», y a continuación, hacer un compromiso de llevar a cabo ciertas tareas concretas ahora, en el corto plazo, para conseguir ese objetivo en el largo plazo.
Por ejemplo: «Para que pueda disfrutar este verano de un cuerpo estupendo, ahora, por las tardes cuando llegue a casa después de trabajar, en vez de ponerme a comer chocolate voy a prepararme un zumo de frutas y me voy a ir al gimnasio».
Como ves, el autocontrol no es algo innato, sino algo que se puede entrenar y perfeccionar. Si sientes que no puedes controlar tu impulso por comer y siempre vuelves a la casilla de salida, prueba con estos consejos.
Y si sientes que no puedes con esto solo o sola, contacta con nosotros, somos expertos en psicoalimentación y podemos ayudarte a hacer el cambio en ti que tanto tiempo llevas buscando.
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