Cuando te miras al espejo y no te gusta lo que ves, cuando te pruebas esos vaqueros y no te suben, cuando quieres tener un cuerpo que se espera que tengas y que no tienes, nace en ti un objetivo: adelgazar. Cueste lo que cueste.
Así empieza una batalla, en muchos casos poco saludable, en la que vas probando diferentes métodos, en muchos casos durante años y más años.
Uno de los métodos a los que, por desgracia, se suele recurrir, es al de la restricción. Y sí, se puede pasar de la restricción al trastorno por atracón.
Erróneamente se piensa que al dejarnos fuera determinados grupos de alimentos lograremos el objetivo mucho más rápido. No nos importa nada, solo el número que indica la báscula (o si podemos entrar en una determinada talla de pantalones).
Sin embargo, esta es una de las acciones más peligrosas que puedes hacer, aunque inicialmente te parezca algo inocente y sin mucho riesgo.
¿Por qué? Porque, sin darte cuenta, estarás debilitando y empeorando considerablemente tu relación con la comida, una relación que en muchos casos tardarás años en volver a arreglar.
Y es que la restricción de alimentos altera no solo nuestro cuerpo, también nuestra mente.
En este artículo me gustaría compartir contigo mi visión sobre este asunto desde mi perspectiva como psicóloga experta en psiconutrición y de cómo se puede pasar de la restricción al trastorno por atracón. Vamos allá.
¿De qué tienes hambre?
Cuando se instaura en tu mente la idea de que necesitas adelgazar, empiezas a construir una serie de expectativas.
Puede que visualices la meta, el objetivo cumplido, pero estés ignorando todos los pequeños pasos que tendrás que ir dando en el proceso.
Y es aquí donde se comete el primer error: no piensas ni en el trabajo de cambio de mentalidad, ni en el compromiso, ni en el tiempo que se necesita para hacerlo y ver resultados.
Tú lo que quieres es conseguirlo rápido y, en muchos casos, cueste lo que cueste.
¿Que tienes que dejar de comer pan, arroz y pasta para siempre? Lo harás. ¿Que nunca más podrás tomarte una fruta después de las 18.00h? Lo que haga falta.
Es así, poco a poco, como tu relación con la comida se va deteriorando.
Y no solo eso, también tu autoestima se va debilitando, ya que empiezas a estar en una constante lucha.
Una lucha en la que tratas a toda costa de seguir unas pautas insostenibles e incompatibles con el día a día y tus necesidades reales.
De esta forma, comienza tu ciclo, saltando de dieta en dieta, teniendo días de hacerlo todo como lo planeado y semanas en las que terminas haciendo todo aquello que tratabas de evitar y más.
Empiezas a evitar determinados actos sociales, a aislarte, a dejar de compartir como te sientes con otras personas porque tienes la sensación de que no te entienden.
Y como tratar de adelgazar mediante este tipo de restricciones es insostenible, empiezas a notar las consecuencias.
A nivel físico, déficit nutricional, que puede verse reflejado en cansancio, debilidad, dolor de cabeza, lentitud mental (asociadas en muchas ocasiones a problemas que van desde la pérdida de masa muscular a la anemia).
A nivel mental y emocional, frustración, impotencia, malestar, tristeza, y lo que es más peligroso de todo, llegar a pensar que el problema eres tú.
Todo esto puede generar ansiedad y malestar emocional, que si no sabes cómo canalizar, puede conducirte a un atracón. Y es aquí donde empiezan los ciclos de pasar de la restricción al trastorno por atracón.
Los atracones se caracterizan por ingerir de golpe, de forma rápida y a escondidas grandes cantidades de comida.
Es un impulso placentero, pero solo al principio. Después, además de las sensaciones desagradables físicas, aparecen la culpa y la decepción. Y la promesa de no volver a repetirlo.
Hasta que vuelve a ocurrir, y es entonces cuando entras en un bucle de dieta-atracón. Aquí te dejo un artículo en el que te hablo más sobre el trastorno por atracón y cómo superarlo, y aquí otro sobre cómo actuar tras un atracón por si te interesa saber más del tema.
Sea como sea, si te resulta familiar todo esto, es posible que si estás pasando por una situación así o parecida, no se lo hayas contado a nadie.
Por eso, déjame decirte que hay forma de salir de ese bucle. Y el primer paso para ello es entender que si buscas bajar de peso, necesitas tener una relación sana con la comida. No hay de otra.
Y para ello, mientras instauras unos hábitos que lleguen a ser parte de tu estilo de vida, tienes que sentar las bases y entender lo que se esconde detrás.
Cómo bajar de peso y mantenerlo
La base de todo si buscas adelgazar y mantener tu peso es encontrar la causa que realmente te está llevando a el aumento de kilos o a no poder perderlos. Eso te ayudará a protegerte de pasar de la restricción al trastorno por atracón.
Puede que en tu caso sea la restricción de alimentos que te lleva a la ansiedad y a lo que hemos visto durante este artículo, puede ser la dificultad para conectar con la sensación de saciedad, puede que sea algún conflicto emocional, o incluso un asunto endocrino.
Por eso es interesante y recalco de nuevo la recomendación que siempre os doy: antes de adelgazar, visita un psicólogo especializado. Ese paso te asegurará que tu proceso de adelgazamiento será seguro no solo a nivel físico, también emocional y mental.
Y es que cuando queremos bajar de peso, nos centramos en la parte física, en las comidas y el ejercicio, y nos olvidamos de la base, que es nuestra mente y estabilidad emocional, importantísimas para hacer el cambio.
Así que una vez identificada la causa, idealmente con el apoyo y supervisión de un profesional, toca ponerse en acción.
Establece tus objetivos, alcanzables y realistas, aunque también retadores, y crea un plan sostenible. Eso será lo que te ayude a ir avanzando, poco a poco, sin prisa pero sin pausa, a tu objetivo, mientras fortaleces tu relación con la comida y al mismo tiempo contigo.
¿Estas pasando por una época de restricción o de atracón? ¿La pasaste hace tiempo? Cuéntanos en comentarios, si quieres, cómo lo vives o viviste.
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