Vivir sin culpa puede ser algo muy complicado, especialmente si estás intentando adelgazar y controlar los atracones, y las cosas nos salen como tú quieres.
Ya sea por la frustración de no poder hacer las cosas tan perfectas como tú imaginabas, por no seguir la planificación de la semana, por un día comer algo fuera de lo habitual, por mitarte en el espejo y no gustarte, por no ver resultados a pesar de intentarlo durante tanto tiempo…
La culpa agota. Física y emocionalmente. Y además puede llegar a retroalimentarse de ella misma: a más culpa, más sentimiento de culpabilidad, lo que hace que puedas llegar a entrar en un bucle infinito que no lleva a nada positivo.
De ahí que aprender a vivir sin culpa mientras intentas adelgazar y controlar los impulsos por comer sea más que fundamental.
Principalmente, porque es la única forma de mantener un enfoque saludable en tu proceso y con ello, la única forma de hacerlo sostenible.
Recuerda que cuando cargas con la culpa, no dejas espacio para mucho más.
Por todo ello, hoy me gustaría repasar contigo las razones por las que vivir sin culpa debería convertirse en tu prioridad ahora, y por dónde puedes empezar.
Por qué es importante vivir sin culpa
Ya veíamos en el anterior párrafo que vivir sin culpa cuando estás tratando de sanar tu relación con la comida y contigo es clave, ya que es lo que hará que el proceso sea realmente viable.
Piensalo por un momento. No es lo mismo afrontar el día después de un atracón desde la culpa y la restricción para tratar de compensar el desastre, que desde el amor y la calma por querer recuperar el rumbo.
Créeme que despedirte del sentimiento de culpabilidad lo cambia todo. Concretamente, los siguientes puntos:
1. Mejora la salud mental y emocional
La culpa puede llevar a un ciclo negativo de baja autoestima y comportamiento alimenticio destructivo. De ahí que romper este ciclo pueda mejorar significativamente tu salud mental y tu relación con la comida.
2. Fomenta hábitos sostenibles
Cuando te liberas de la culpa, es más probable que desarrolles hábitos que puedas mantener a largo plazo, en lugar de adherirte a soluciones rápidas o dietas de moda que son difíciles (por no decir imposible) de mantener.
3. Reduce el estrés
La alimentación sin culpa elimina el estrés asociado con las «reglas» estrictas de la dieta, lo que puede ayudar a reducir los atracones y las decisiones impulsivas relacionadas con la comida.
4. Promueve una mejor relación con la comida
Eliminar la culpa te permite disfrutar de la comida como una fuente de nutrición y placer, en lugar de verla como una amenaza para tus metas de peso.
Así que sí, vivir sin culpa mientras intentas adelgazar es una estrategía que no sólo favorece el bienestar físico sino también el emocional, ayudando a establecer una relación más saludable y alegre con la comida y contigo.
A continuación, te cuento por dónde puedes empezar a despedirte de la culpa.
6 claves para aprender a vivir sin culpa
Clave 1 – Reconoce tus emociones
En primer lugar, tienes que aprender a identificar y manejar tus emociones para entender y afrontar los desencadenantes de tus atracones. Ya sabemos de sobra que la alimentación emocional es común, y por eso mismo entender tus emociones puede ayudarte a buscar otras formas de consuelo o expresión que no involucren comida.
Clave 2 – Educación nutricional
Comprender cómo los diferentes alimentos afectan tu cuerpo y a cómo te encuentras puede ayudarte a tomar decisiones más informadas y a sentirte menos culpable sin un día decides comer algo especial o fuera de lo planificado.
Clave 3 – Establece metas realistas
Ya te habrás dado cuenta a estas alturas que el papel lo aguanta todo, pero que luego en el día a día las cosas son bien distintas.
Por eso, en lugar de esforzarte por una perfección inalcanzable o por seguir pautas extremadamente restrictivas, es mucho más recomendable que dejes de un lado la culpa y te centres en objetivos realistas y alcanzables que fomenten un progreso constante.
Clave 4 – Practica el comer consciente
Justo de esto os hablaba en este otro artículo.
Practicar el comer consciente implica prestar atención plena a la experiencia de comer. Observa los sabores, texturas y sensaciones de saciedad. Comer despacio y conscientemente puede ayudar a reducir los atracones.
Clave 5 – Desarrolla una rutina de autocuidado
El cuidado personal no sólo se trata de la dieta, también incluye el ejercicio, el sueño adecuado y las actividades que reducen el estrés. Estos pueden mejorar tu estado de ánimo y reducir la probabilidad de comer por impulso.
Clave 6 – Busca apoyo profesional si es necesario
Si ves que manejar tus hábitos alimenticios y tus emociones se te hace un mundo, pide ayuda. Desde mi gabinete podemos ayudarte con un equipo especialista en psicología de la alimentación a que tu proceso sea saludable, sostenible, y llevadero.
Tanto si ya has empezado en tu camino para despedirte de la culpa como si tienes planeado empezar a hacerlo desde ya mismo, recuerda que la culpa es un peso innecesario que en ocasiones cargamos sobre nuestros hombros. Deshazte de ella y verás como toda tu historia cambia.


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