¿Te gustaría adelgazar rápido?
¿Ya lo tienes listo todo para la operación bikini?
Me atrevería a decir que no es la primera vez que intentas llegar a tu peso deseado rápido. Lo que sí me gustaría saber, es que esta es la última vez que lo intentas.
Y es que tengo para compartir contigo una reflexión para que la tengas en cuenta antes de iniciar tu plan.
En primer lugar, necesitas entender que tu cuerpo es una máquina compleja, casi perfecta, que necesita cuidado, al igual que lo haría cualquier otra máquina.
Piensa en un coche: ¿qué pasaría si le echamos aceite de girasol en lugar de gasolina? ¿O si directamente no le echaras nada? ¿Qué ocurriría si nunca le hicieras mantenimiento y recorrieras kilómetros y kilómetros con él?
Nadie se sorprendería si de pronto no arranca, o te deja en mitad de alguna cuneta.
Sin embargo, sí que nos sorprendemos cuando nuestro cuerpo empieza a manifestar desequilibrios, sean del tipo que sean, por tratar de seguir pautas inviables.
La promesa de resultados rápidos y sin esfuerzo es, en el mejor de los casos, una ilusión y, en el peor, un peligro. Los métodos para perder peso de manera rápida suelen ser insostenibles a largo plazo y pueden desencadenar una serie de problemas de salud. Desde el efecto rebote, pasando por desequilibrios hormonales, hasta llegar a trastornos alimenticios graves, los riesgos son numerosos.
Por no hablar del desgaste emocional que conlleva. Un desgaste del que pocos hablan, pero que hace mella (¡y mucha!)
Y es que la obsesión por alcanzar un ideal de belleza que solo vive en nuestra imaginación puede tener consecuencias devastadoras en nuestra salud emocional y mental.
La constante comparación, la insatisfacción crónica y la baja autoestima son solo algunos de los efectos negativos que pueden surgir. En este contexto, la «operación bikini» no es más que un reflejo de una cultura que prioriza la apariencia física por encima de la salud y el bienestar real.
¿Significa esto que debo resignarme y que no voy a adelgazar nunca?
¡Para nada! Pero es importante que nos cuestionemos y reflexionemos sobre las verdaderas razones detrás de nuestro deseo de perder peso. ¿Es realmente por salud o es una respuesta a las presiones externas? La salud debe ser siempre nuestra principal motivación, y esto implica adoptar hábitos saludables que podamos mantener a lo largo del tiempo.
La alimentación balanceada, la actividad física regular y el cuidado de nuestra salud mental deben ser los pilares de cualquier cambio que deseemos realizar en nuestra vida.
En lugar de caer en la trampa de la «operación bikini», este año te invito a hacer las cosas de otra manera. Un método que te aleje lo máximo posible de:
- Ansiedad. La urgencia por perder peso rápidamente puede incrementar los niveles de ansiedad y estrés. Esto se debe a la presión de cumplir con un objetivo en un plazo muy limitado y al miedo al fracaso. Además, el estrés crónico puede llevar a otros problemas de salud mental y física.
- Debilitar tu autoestima. Tú no eres tu peso, eres muchísimo más. Vincular la autovaloración personal exclusivamente con el aspecto físico o el peso puede deteriorar gravemente la autoestima. Por eso, si haces dietas irreales y no consigues los objetivos que te habías propuesto, puedes experimentar sentimientos de fracaso, vergüenza y una baja autoestima. ¡Aléjate de ahí!
- Aislamiento social. Cuando estás ante un enfoque insostenible para perder peso, es posible que tengas que evitar situaciones sociales por miedo a comer «incorrectamente». Esto puede dañar relaciones y aumentar sentimientos de soledad y depresión.
- Y por último, pero no menos importante (de hecho en el punto en el que me quiero extender más): trastornos de la alimentación.
La «operación bikini» puede promover prácticas alimentarias restrictivas y poco saludables como dietas extremas, ayunos o el uso de productos «milagro» para perder peso.
En el afán por perder peso rápidamente, algunas personas pueden recurrir a prácticas extremas como el uso de laxantes, diuréticos o incluso sustancias estimulantes.
Estos hábitos no solo son peligrosos para la salud física, sino que también afectan el bienestar mental, creando dependencias y desequilibrios químicos en el cerebro.
Es un tema muy serio que se te puede salir de control en el momento menos esperado. Aunque tú pienses que “eso no te va a pasar a ti”, es una lotería en la que en cualquier momento, te puede tocar.
Y te pregunto, ¿realmente merece la pena ponerte en riesgo por unos kilos en la báscula?
Te adelanto que no. Y lo hago con conocimiento de causa, como especialista en psicología de la alimentación y tras varios años viendo en consulta a personas que como tú, querían perder unos cuantos kilos, y terminaron atrapados en un laberinto sin salida.
La mejor forma de adelgazar rápido
No todo van a ser malas noticias. Hay una forma de adelgazar rápido, de forma sostenible y sin poner en riesgo tu bienestar.
Y esta forma es: haciéndolo con el apoyo de un psicólogo de la alimentación.
Como siempre os digo, el primer paso para adelgazar es hacer un cambio desde dentro, entendiendo qué ocurre en nuestro interior y qué nos ha llevado hasta el punto en el que estamos.
Solo así podremos perder peso de una forma rápida, ya que no estaremos yendo y volviendo sobre el mismo punto año si año también.
La combinación de un especialista en psicología, en endocrinología y en deporte sería ideal. Si no sabes dónde encontrar uno, aquí te dejo la info de nuestras consultas. Sin duda, hacerlo así merecerá la pena.
Haz que este año tu operación bikini sirva para tu bikini y también para tus abrigos más invernales. Lo que importa eres tú, la época del año es lo de menos 🙂
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