¿Cuántas veces te has repetido cosas como: “no tengo suficiente fuerza de voluntad”, “soy un fracaso”, “nunca voy a mejorar”?
Para muchas personas, esas frases son prácticamente la banda sonora diaria en su cabeza. Y en cualquier situación son importantes, pero si hablamos de un TCA, diría que su influencia es aún mayor.
¿Por qué? Porque recuperarse de un TCA no es un camino lineal. Hay avances, retrocesos, días buenos y días horribles. Y si a todo esto le tenemos que sumar frases que tratan de tumbarte aún más, imagínate.
Es aquí, en este punto, donde entra la protagonista de este post: la autocompasión en la recuperación de un TCA.
Tratarte con amabilidad puede cambiar por completo tu proceso. Y te explico por qué.
¿Por qué nos resulta tan difícil aplicar la autocompasión?
Quiero que hagas un ejercicio. Piensa en una persona que te importa muchísimo. Alguien que tiene pureza, que tiene inocencia, que tiene bondad. Alguien que ha cometido un error, y te lo cuenta con muchísima pena.
¿Realmente crees que le contestarías con frases del tipo “siempre estás igual, es que eres un auténtico fracaso? Posiblemente no. Seguramente, al estar frente a alguien en su momento más vulnerable, tratarías de sacar de ti comprensión, apoyo y palabras de ánimo.
Pues bien, ese mismo concepto, pero aplicado hacia ti, es la autocompasión.
Como ves, no tiene nada que ver con autojustificarse, refugiarse en excusas o tratar de mirar hacia otro lado, como muchos piensan. La autocompasión es aprender a mirarte con la misma comprensión con la que mirarías a un ser querido que está pasando por un momento complicado.
Sin embargo, practicar la autocompasión cuando vienes de un TCA puede sentirse casi imposible. ¿Por qué? Porque durante mucho tiempo, el autocastigo ha sido la norma. Se ha aprendido que el valor personal está ligado a la apariencia, a la cantidad de comida ingerida, a la «disciplina». En ese contexto, la amabilidad puede sentirse como debilidad.
Pero aquí está lo curioso del tema: la recuperación no se sostiene en la exigencia extrema, sino en la capacidad de sostenerse a uno mismo con paciencia y comprensión.
El papel de la autocompasión en la recuperación de un TCA
Si todo esto resuena contigo, déjame contarte el papel que puede llegar a tener en tu recuperación si la empiezas a practicar:
1. Dejará atrás la culpa
Uno de los mayores obstáculos en la recuperación es la culpa: culpa por haber comido, por no haber comido, por recaer, por no «hacerlo bien». La autocompasión no niega los errores, pero permite mirarlos desde un lugar más constructivo.
En lugar de: «soy un desastre, nunca voy a salir de esto», intenta: «hoy ha sido un día difícil, pero mañana seguiré avanzando»
Es un cambio sutil, pero poderoso.
2. Te ayudará a cultivar la paciencia
Recuperarte de un TCA no es una cuestión de un día para otro. La autocompasión te ayuda a recordar que los momentos difíciles son parte del camino.
En esos momentos, en lugar de castigarte, puedes recordarte: «Estoy aprendiendo. No tengo que hacerlo perfecto, solo seguir avanzando.»
3. Aprenderás a utilizar motivación sana
Muchas personas con TCA creen que si dejan de exigirse y autocriticarse, perderán el control. Pero la autocompasión en la recuperación de un TCA no significa conformismo, sino cambiar la forma en la que te motivas.
La diferencia entre la motivación basada en la autocrítica y la basada en la autocompasión es enorme:
- La autocrítica dice: «tienes que hacerlo mejor porque no eres suficiente.»
- La autocompasión dice: «quiero hacerlo mejor porque merezco sentirme bien.»
Ese cambio de enfoque transforma tu relación por completo, ¿no crees?
Cómo empezar a practicar la autocompasión en la recuperación
Si la autocompasión no es algo que te resulte natural (y es completamente normal que no lo sea), aquí tienes algunos pasos que pueden ayudarte a incorporarla poco a poco:
1. Observa tu diálogo interno
Durante un día, presta atención a lo que ocurre en tu mente. ¿Qué palabras te dices? ¿Te juzgas y criticas? Una vez que identifiques estos pensamientos, pregúntate:
¿Le hablaría así a un amigo que está pasando por lo mismo?
Si la respuesta es no, intenta reformular tus palabras desde un lugar más amable.
2. Escribete desde la autocompasión
Algo que te puede venir muy bien es la escritura. Y en este caso, hacer el ejercicio de imaginar que le escribes a alguien que está pasando por lo mismo que tú. ¿Qué le dirías? Ahora, reescríbela, pero dirigiéndola a ti. Leer estas palabras en momentos difíciles puede recordarte que mereces apoyo.
3. Crea un espacio seguro para tus emociones
Otra cosa muy poderosa es sentir tus emociones. Cuando lleguen, en lugar de bloquearlas o tratar de negarlas, identifícalas y permítete experimentarlas. Recuérdate que eres una persona humana, transitando por un proceso, y que esas emociones forman parte de él.
4. Usa afirmaciones
Las afirmaciones pueden parecer simples, pero si realmente conectas con ellas, pueden ser de gran ayuda. Algunas que pueden servirte:
- «Estoy haciendo lo mejor que puedo en este momento.»
- «No tengo que ser perfecto para ser digno de amor y respeto.»
- «Puedo ser amable conmigo mismo incluso en mis días más difíciles.»
5. Rodéate de personas que sean tu red
Busca apoyo en amigos, familiares o profesionales que te ayuden a verte con más amabilidad. Si alguien te hace sentir que tu valor depende de tu apariencia o tus hábitos alimenticios, pregúntate si esa relación es saludable para tu recuperación.
Sé que después de un TCA, aprender a tratarte con amabilidad es un reto inmenso. Tal vez la autocompasión sea algo que nunca te enseñaron, o que incluso aprendiste a creer que era una excusa para no esforzarte lo suficiente.
Pero no, la autocompasión no te hace débil, ni una persona menos válida. Te da la oportunidad de sanar desde el amor en lugar de desde el miedo.
Si hay algo que quiero que recuerdes de este artículo es esto: mereces el mismo cariño que das a los demás. Mereces un espacio dentro de ti donde puedas sentirte a salvo.
Aplicar la autocompasión en la recuperación de un TCA no se trata solo de volver a sanar tu relación con la comida y tu cuerpo, se trata de volver a ser tu propio refugio.
Y si hoy no puedes verte con compasión, deja que alguien más lo haga por ti. Eres una persona valiosa, incluso en tus días más oscuros.
Deja una respuesta