Si estás tratando de aprender a controlar el impulso por comer, especialmente si la comida es tu refugio seguro en estos momentos, posiblemente te esté resultando todo un reto.
Además, puede que ya hayas intentado sin mucho éxito alguna que otra cosa que te han aconsejado o que has visto buscando información: seguir dietas más o menos estrictas, elegir platos lo más saciantes posibles, escribir un registro de comidas a modo de diario…
Sin embargo, hay un recurso muy interesante del que poco se habla, y es el del amor propio.
Cuando intentamos aprender a controlar el impulso por la comida, el amor propio marca la diferencia. Y es que este concepto no se trata únicamente de cuidarse de manera saludable, si no de tomar decisiones basadas en el amor hacia nosotros o nosotras mismas.
Decisiones que a veces son complicadas, lo sabemos, pero que las tomamos desde una posición basada en el amor.
¿Cómo utilizar el amor propio para controlar el impulso por comer?
Dentro de cómo utilizar el concepto de amor propio para controlar la ansiedad por comer, hay algunos consejos que puedes aplicar desde hoy mismo:
#1 – Reconoce y acepta lo que está ocurriendo
El amor propio empieza sobre una base súper importante, y esta base es la aceptación sin juicio.
¿Qué significa esto? Básicamente, consiste en observar tus emociones y pensamientos sin etiquetarlos, simplemente con el objetivo de reconocerlos.
Este acto de notar sin juzgar es el primer paso para entender tus comportamientos, y el primer paso para entender el porqué detrás de tus emociones (y de lo que te lleva a comer impulsivamente).
Y ojo, aceptar no es rendirse, sino reconocer que son válidas y que por tanto te afectan e influyen en tu comportamiento. Aceptar que en este momento te sientes de una cierta manera te permite ser más compasivo contigo mismo y evitar la autocrítica destructiva.
#2 – Establece metas realistas
Una vez hayas identificado lo que sientes, proponte metas realistas. Por ejemplo, puedes preguntarte: ¿qué puedo hacer para sentirme mejor que no tenga nada que ver con comida?
¿Tal vez descanso?
¿Tal vez interacción social?
¿Quizá algún tipo de actividad física?
¿O pasar tiempo en soledad?
Cuando lo hayas identificado, proponte un plan realista. Por ejemplo: hoy, cuando termine de trabajar, iré a dar un paseo de 30 minutos y después me daré una ducha relajante hasta que llegue la hora de cenar. Así, no arrasaré con lo que haya en la nevera nada más llegue de trabajar.
Esto te permitirá celebrar cada pequeño logro, fortaleciendo tu autoestima y con ello tu amor propio.
#3 – Elige por y para tu bienestar mental y físico
Otro consejo que puede venirte bien es el de empezar a elegir por y para ti y tu bienestar mental y físico.
En lugar de elegir desde el “tengo que” o “debo de”, empieza el discurso por “esto lo hago para”.
Esto lo cambia absolutamente todo, ya que las elecciones las dejarás de hacer por obligación para hacerlas por gusto, por el placer de sentirte bien tanto a corto plazo como en un tiempo después de seguir tus buenos hábitos.
Y esa sensación es insuperable.
#4 – Practica mindfulness
La meditación y la práctica del mindfulness (atención plena) son herramientas poderosas para mejorar la autoconciencia y gestionar comportamientos, como el comer compulsivo.
Por ejemplo, dedicar tiempo cada día para meditar unos minutos puede ayudarte a cultivar una mayor conciencia de tus pensamientos y emociones. Esto te permite detectar cuándo tus deseos de comer son impulsados por emociones en lugar de hambre real. Puede ser tan simple como sentarse tranquilamente durante cinco a diez minutos cada día, concentrándose en la respiración y observando los pensamientos sin engancharse con ellos.
Otro ejercicio que puede ser interesante es que antes de comenzar a comer, tomes un momento para evaluar tus niveles de hambre. Pregúntate si el deseo de comer proviene de una necesidad física o de un estado emocional. Hacer una pausa para evaluar esto puede ayudarte a tomar decisiones más conscientes sobre cuándo y cuánto comer.
Sea como sea, integrar la meditación y el mindfulness en tu vida diaria será un gran apoyo a la hora de entender y gestionar mejor tus impulsos alimenticios.
#5 – Busca apoyo
Tal vez no eres consciente del todo de ello, pero cuando compartes tus experiencias y luchas con otras personas, no solo reduces la carga emocional, sino que también obtienes perspectivas y estrategias que pueden ser útiles en tu proceso.
Por eso, una forma de practicar el amor propio para controlar el impulso por comer es apoyarte en tu red.
Esta red de apoyo puede estar formada por gente de tu confianza que se conviertan en tu espacio seguro para expresarte y compartir sin miedo a que nada malo pase.
En este sentido, puedes tratar de hablar con algún amigo, con alguien de tu familia, o directamente con un profesional. Sobre esto último te hablo más en el siguiente punto.
#6 – Invierte en ti
El amor propio también trata de invertir. Invertir tiempo, invertir energía, e invertir los recursos necesarios o de los que dispongas en ti.
Si estás tratando de aprender a controlar el impulso por comer, vas a necesitar invertir mucho en ti.
No será un camino de rosas, pero puede ser mucho más llevadero si sabes optimizar tus esfuerzos e ir dando pasos en la dirección correcta.
Y sí, habrá muchos altibajos. Sentirás que a veces das pasos hacia atrás, que quieres rendirte, que esto no es para ti.
Pero si sigues poniendo intención, energía, tiempo, irás viendo avances que te motivarán a seguir adelante.
En este sentido, puede ser muy útil que cuentes con un profesional especializado en alimentación, ya que sabrá entender lo que estás pasando y darte las pautas que necesitas en el momento justo.
Buscar apoyo es un paso vital para manejar eficazmente los impulsos por comer. Al abrirte y permitir que otros te ayuden, puedes fortalecer tu resiliencia y mejorar tus habilidades para enfrentar estos desafíos de manera saludable y efectiva.
Si quieres que te apoyemos en tu proceso, puedes contactar con nosotros y te acompañaremos en este proceso para que logres controlar el impulso por comer y fortalezcas tu amor propio.
Cuéntame, ¿ya practicas el amor propio de alguna otra manera?


Deja una respuesta