Si hay algo que he visto una y otra vez en consulta, es la desconexión que deja un Trastorno de la Conducta Alimentaria (TCA). No importa si ha sido una relación marcada por la restricción, el atracón o la compensación, el resultado es el mismo: un cuerpo que parece desconocido y una mente que no sabe si confiar en él.
Después de un TCA, la comida deja de ser solo comida. Se convierte en una fuente de angustia, en una lista de reglas, en un enemigo o en un refugio. Comer deja de ser un acto intuitivo y se vuelve una cuestión de control. Y, con el tiempo, esa necesidad de control puede hacer que olvidemos algo esencial: nuestro cuerpo tiene sabiduría propia.
Hoy quiero hablarte de cómo podemos empezar a recuperar la confianza en nuestro cuerpo después de un TCA. Y quiero hacerlo desde un lugar realista, sin falsas promesas ni atajos milagrosos, porque sé que este proceso es complejo. No se trata solo de “escuchar al cuerpo” de un día para otro, sino de reconstruir un puente entre la mente y las señales físicas, un puente que quizás estuvo roto durante años.
Cuando el control se convierte en una prisión
Para muchas personas que han pasado por un TCA, el control se siente como un salvavidas. Cuando todo parece caótico, cuando el miedo a la comida es intenso, cuando el cuerpo genera rechazo, seguir reglas estrictas da la ilusión de seguridad.
Sin embargo, el control también tiene su doble cara. Lo que empieza como un recurso para eludir el miedo, se transforma en una cárcel. Comer deja de ser placentero y se convierte en ecuaciones. Da igual que el cuerpo necesite estar en reposo, hambre o moverse: la mente la censura. Así, poco a poco, nosotros nos alejamos de una de las partes imprescindibles de lo que hemos aprendido de la alimentación: la capacidad que tiene de autocatapultarse, por propia iniciativa.
La ironía es que cuanto más queramos controlarlo todo, más nos vamos alejando de la confianza. Y sin confianza, la alimentación no se convierte en un hecho natural sino en una continua guerra interior.
Reconectar con el cuerpo después de un TCA es como aprender un idioma que alguna vez fue nativo pero que ahora parece extranjero. No se trata de volver a confiar de la noche a la mañana, sino de construir, paso a paso, una relación basada en la comprensión y el respeto.
Cinco pasos para reconstruir la confianza en tu cuerpo
Si estás en ese punto donde el control ya no te da paz, pero la idea de soltarlo te genera miedo, aquí te dejo algunos pasos que pueden ayudarte a empezar el camino de reconexión:
1. Aprender a cuestionar las reglas, no solo seguirlas
Si has vivido con un conjunto estricto de reglas sobre qué, cuánto y cuándo comer, es probable que ya no sepas si esas normas realmente te hacen bien o si solo están allí por miedo. Pregúntate:
- ¿Esta norma me hace sentir mejor en mi cuerpo o me genera más ansiedad?
- ¿De dónde viene esta creencia que está en mi mente? ¿Es algo que realmente quiero para mí?
Desafiar las reglas no significa abandonarlas todas de golpe, sino empezar a cuestionarlas desde la curiosidad, no desde la culpa.
2. Observar las señales del cuerpo sin juicios
Después de un TCA, el hambre y la saciedad pueden sentirse confusas. Algunas personas tienen miedo de sentir hambre porque lo asocian con pérdida de control; otras sienten que nunca estarán realmente saciadas.
Un ejercicio útil es empezar a registrar, sin presiones ni juicios, cómo se siente tu cuerpo en diferentes momentos del día:
- ¿Hay sensaciones físicas que podrían indicar hambre o saciedad?
- ¿Cómo te sientes después de comer?
- ¿Tu energía cambia a lo largo del día según lo que comes?
No hace falta que actúes, solo empezar a reconocerlas.
3. Experimentar sin expectativas de perfección
Muchas veces, el miedo a equivocarnos nos impide intentar algo nuevo. Pero reconstruir la confianza en tu cuerpo no significa hacerlo todo bien de inmediato, sino permitirse explorar.
Si hay un alimento que evitas, intenta incorporarlo en una situación que te haga sentir más segura. Si has estado desconectado de la sensación de saciedad, prueba comer con más conciencia, sin la presión de identificar la señal exacta de “estoy satisfecho”.
El proceso no es lineal. Habrá momentos de avance y otros de duda, pero cada intento cuenta.
4. Redefinir el significado de “cuidado”
El autocuidado después de un TCA a menudo se confunde con mantener el control, pero el verdadero cuidado no es forzar el cuerpo a encajar en una idea rígida de salud, sino darle lo que realmente necesita.
Pregúntate: ¿qué significa cuidar de mi cuerpo si dejo de lado el miedo? Quizás en algunos días el cuidado sea descansar, en otros moverte, en otros disfrutar una comida sin miedo.
La clave está en construir una relación flexible y respetuosa contigo mismo.
5. Buscar apoyo en el proceso
Reconstruir la confianza en tu cuerpo después de un TCA no es un camino que debas recorrer solo. Puede ser un proceso confuso y, en algunos momentos, desafiante. Un acompañamiento profesional puede ayudarte a navegarlo con más seguridad y herramientas adecuadas para ti.
Un mensaje para quien hoy siente que la confianza en su cuerpo es un sueño lejano
Si hoy sientes que no puedes confiar en tu cuerpo, quiero que sepas que no siempre será así. Sé que el miedo es real. Sé que el control parece la única manera de sentirte seguro. Y sé que soltarlo da vértigo.
Pero quiero que imagines, por un momento, cómo sería vivir sin esa guerra constante con la comida y con tu propio cuerpo. No se trata de volver a un punto en el pasado ni de alcanzar una versión “perfecta” de ti mismo. Se trata de encontrar una forma de estar en tu cuerpo que no sea sufrimiento, sino conexión.
Y sí, es un proceso que lleva tiempo. No hay un solo camino ni una única manera de hacerlo. Pero hay algo que sí sé: no tienes que hacerlo solo.
Si sientes que este camino es demasiado abrumador para recorrerlo sin ayuda, te animo a que busques apoyo. Ya sea a través de terapia, grupos de apoyo o recursos especializados, recuerda que mereces reconstruir la confianza en tu cuerpo desde un lugar de respeto y no de miedo.
No necesitas más control. No necesitas más castigo. Necesitas tiempo, paciencia y, sobre todo, compasión contigo.
Deja una respuesta