Despertarse después de una noche interminable, con el cuerpo agotado y la mente aún más cansada, es como encadenarse a una carga invisible que llevaremos durante todo el día.
El peso del insomnio, esa sensación de que nunca descansamos lo suficiente, no solo afecta nuestro estado de ánimo, sino también nuestra relación con la comida. Porque sí, el cansancio hace que el cuerpo busque cualquier forma de energía rápida, y muchas veces esa búsqueda se convierte en impulsos difíciles de controlar, en antojos que parecen no saciarse, y en una autocrítica constante que alimenta la culpa y la vergüenza.
En mi experiencia como psicóloga de la alimentación, he visto cómo los problemas de sueño y TCA están conectados de una forma profunda y compleja, que a veces nos pasa desapercibido. También, cómo la falta de descanso puede intensificar los desafíos alimentarios, volviendo a las personas más vulnerables frente a la comida y a sus emociones.
Por todo eso, entender esta conexión y cómo el insomnio influye en nuestra relación con la alimentación puede ser el primer paso para romper ese ciclo de agotamiento y recuperar el equilibrio.
La relación entre los problemas de sueño y TCA
El insomnio es uno de los trastornos de sueño más comunes y afecta la forma en que procesamos nuestras emociones y nuestras señales de hambre y saciedad. Dormir mal altera la química de nuestro cerebro y nuestras hormonas, afectando de manera directa la relación que tenemos con la comida.
En tu día a día, los problemas de sueño y TCA puedes verlo reflejado de las siguientes maneras:
1. Alteraciones hormonales y aumento del hambre
La falta de sueño afecta a dos hormonas clave en la regulación del hambre: la grelina y la leptina.
Cuando no dormimos lo suficiente, los niveles de grelina (la hormona que aumenta el hambre) se incrementan, mientras que la leptina (la hormona que nos ayuda a sentir saciedad) disminuye. Este desequilibrio hormonal genera más ganas de comer, especialmente alimentos ricos en azúcares y grasas, ya que el cuerpo busca energía rápida para compensar el cansancio.
2. Aumento de la impulsividad y disminución del autocontrol
El insomnio también afecta la capacidad de autorregulación y aumenta la impulsividad.
Esto significa que después de una noche de mal sueño, es más probable que recurramos a alimentos que normalmente evitaríamos o que nos cueste mantener hábitos alimentarios saludables. Las personas que padecen TCA pueden encontrar aún más difícil lidiar con sus impulsos y sentir que han “perdido el control”, lo que refuerza el ciclo de culpa y vergüenza.
3. Impacto en la salud emocional
El insomnio tiene un impacto significativo en el estado de ánimo y puede intensificar emociones negativas como la ansiedad, la tristeza o la irritabilidad. Esto es especialmente delicado en personas que lidian con TCA, ya que el malestar emocional puede ser un disparador para recurrir a la comida como mecanismo de afrontamiento.
Esta relación entre insomnio y desajuste emocional puede convertirse en un ciclo en el que el sueño deficiente incrementa el malestar emocional y, a su vez, el malestar emocional dificulta dormir bien.
Muchos pacientes me han comentado cómo una mala noche de sueño puede hacer que sientan un deseo casi irrefrenable de comer ciertos alimentos o que experimenten episodios de atracones. Algunos también describen un estado emocional más frágil y una tendencia a usar la comida como forma de consuelo o de escape. Si esto te pasa a ti también, puede que sientas que estás atrapado en una espiral de la que es difícil salir.
¿Qué puedes hacer si te identificas con esto?
Si te identificas en el patrón problemas de sueño y TCA y sientes que el insomnio está afectando tu relación con la comida, existen pasos prácticos que puedes comenzar a aplicar para mejorar tanto la calidad de tu sueño como tu bienestar emocional y alimentario:
- Establece una rutina de sueño: fundamental. Intenta ir a la cama y despertar a la misma hora todos los días, incluso los fines de semana. Este hábito ayuda a tu cuerpo a regular sus ciclos de sueño y vigilia, favoreciendo un descanso más profundo y reparador.
- Limita el uso de dispositivos electrónicos antes de dormir: la luz azul de los dispositivos inhibe la producción de melatonina, la hormona que regula el sueño. Intenta evitar pantallas al menos una hora antes de acostarte, y reemplaza esa actividad con algo relajante, como leer o meditar.
- Cuida la relación con la comida antes de dormir: evita comer en exceso o ingerir alimentos muy pesados justo antes de acostarte, ya que esto puede interferir con la calidad del sueño. Además, intenta no usar la comida como recurso para aliviar el estrés nocturno, sino explorar otras actividades que te ayuden a desconectar.
- Practica técnicas de relajación: la meditación, la respiración profunda y el estiramiento ligero antes de dormir pueden ayudarte a reducir la ansiedad y el estrés, mejorando tanto el sueño como el bienestar emocional.
- Escucha las señales de tu cuerpo: haz un esfuerzo consciente por sintonizarte con tu cuerpo y diferenciar el hambre real del hambre emocional, especialmente después de una mala noche. Esta práctica de conciencia plena puede ayudarte a reconocer cuándo estás usando la comida como respuesta al cansancio o al malestar emocional.
Tomar conciencia de la relación entre el sueño y la alimentación es como abrir una puerta hacia una mayor comprensión de uno mismo.
Recuerda: cada noche de insomnio no define quién eres, ni te condena a repetir esos patrones una y otra vez.
Es posible hacer pequeños cambios, acercarte a ti con mayor comprensión y paciencia, y permitirte construir una relación con la comida y con el descanso desde un lugar de respeto y autocompasión.
Este proceso no tiene que ser perfecto ni rápido: se trata de darte el tiempo necesario para ir probando, para escuchar tu cuerpo y tus emociones sin juzgarte. Quizás hoy puedas comenzar con una pequeña decisión, como priorizar el descanso o ser más consciente de tus necesidades emocionales antes de recurrir a la comida. Lo importante es que cada pequeño paso cuenta y que estás haciendo lo mejor que puedes en este momento.
Y no, no tienes que hacerlo todo a la vez, pero cada gesto de amabilidad contigo es una señal de avance. La paz y el equilibrio que buscas son posibles, y ese camino comienza con cada elección que haces hoy.
Deja una respuesta